Todo docente, por el hecho
de ser enseñante, debe orientar al alumno en su proceso de aprendizaje. En
dicho proceso pueden aparecer circunstancias que pueden dificultar o potenciar
dicho aprendizaje. El profesor-tutor debe asumir ahora dos roles: el de docente
y el de tutor-orientador; y puede ocurrir que sea un buen docente pero no un
buen tutor. Está claro que la acción tutorial también requiere preparación.
Ser nombrado tutor supone una
carga extra, ya que a las funciones y tareas que tenemos como docentes se suman
otras en relación con los alumnos,
con los profesores, con la jefatura de estudios y con el Gabinete de Orientación Educativa
(también llamado Departamento de Orientación). Para desempeñar con eficacia
dichas tareas sería aconsejable que el tutor poseyera una serie de actitudes y aptitudes, así como que
dominara una serie de herramientas
que le pueden servir de ayuda en su labor.
Entre esas actitudes y cualidades deseables yo
destacaría las ganas de ayudar (actitud de evaluación y apoyo), una actitud
abierta (de escucha y comprensión) y una actitud empática. El ponerse en la
situación del alumno, el participar afectivamente de la situación que está
viviendo, le facilitará una mayor
cercanía y comprensión de las problemáticas que puedan plantearle sus alumnos. Entre
las aptitudes deseables destacaría
las habilidades de comunicación, la capacidad de escucha activa y la suficiente
formación en ámbitos relativos a técnicas de estudio, observación sistemática o
técnicas de entrevista.
Pero la acción tutorial debe
desarrollarse no solo en el plano
académico sino que debe abarcar diversas modalidades y servir de ayuda al
alumno también en el plano personal y
profesional. Además, la acción tutorial no debe improvisarse sino que debe
guiarse con arreglo a un plan, a un Plan de Acción Tutorial o PAT.
Partiendo de un análisis
de la situación o contextualización, es decir, de las peculiaridades
del centro, del nivel educativo y tipo de curso y de las peculiaridades del grupo
de alumnos a tutelar, se deben de establecer unos objetivos (generales y
particulares) a alcanzar, y para ello se deben diseñar una serie de actividades
(sesiones de tutoría) en consonancia con dichos objetivos. Está claro que para
poder llevar a cabo esas actividades necesitaremos una serie de recursos
ambientales, materiales y personales y que dichas actividades deben de
conllevar una temporalización prevista (una previsión de cuándo y con qué
duración voy a llevar a cabo cada una de esas sesiones). Por último, no debemos
olvidar la evaluación de dicho plan, de cara a la mejora para los cursos
venideros, evaluación que interesa que sea abordada desde distintos puntos de
vista (evaluación cruzada), y no solo desde el punto de vista del tutor. El
tener en cuenta la opinión de los alumnos, de otros profesores tutores y de
especialistas de ese Departamento de Orientación, siempre darán mayor validez a
esa evaluación sobre la utilidad del PAT diseñado.
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